sábado, 19 de diciembre de 2009

"Griegos y Troyanas": Las últimas dos funciones

Miércoles 16 de diciembre. Hora aproximada: 4pm. El elenco entero reunido una vez más en los camerinos del Teatro Británico, acomodando su vestuario y maquillaje. La tensión del último día de funciones se sentía en el aire.
A las 4:30pm, pasada técnica y general antes de las funciones. La sensación en general de esta pasada era: “Estamos fríos” o “No estamos conectados”. Sensaciones que agregaban aún más tensión. Aunque luego entendimos que era normal no estar del todo metidos porque no habíamos tenido un calentamiento previo, ni tiempo para una concentración adecuada.
A las 6:00pm me pude dar el lujo de tomarme un pequeño descanso, porque el resto del elenco tenía que ensayar, junto con Leonardo y Maria Elena Herrera, lo que sería su ceremonia de egreso del Conservatorio. Yo, estaba sentado arriba en mezanine pero en la parte lateral del teatro (ahí es donde me gusta ver algunas cosas en el teatro) y mientras ensayaban y escuchaban las indicaciones de Leonardo, no pude evitar darme cuenta que en dos años, estas personas han crecido espiritualmente frente a mis ojos, y yo, siendo parte de ello también. Lo cual me llenó de alegría y gratitud.
Al término de este ensayo eran ya las 7:00pm y debíamos alistarnos. Es curioso, porque una vez que te cambias, te maquillas y sales los últimos 20 minutos al escenario a calentar voz y dicción, ahí recién caes en cuenta que un público te verá hoy. Recordé inmediatamente que muchos amigos míos muy queridos irían a cualquiera de las dos funciones. En mi caso, es algo curioso, pero los nervios a mi me impulsan, me llenan de energía, de ansias de salir al escenario y entregar lo mejor de mi, canalizar todos esos nervios en goce escénico.
Dieron sala. Teatro lleno. Más de 300 personas ansiosas por verte actuar. Al dar inicio a la obra, ya no hay marcha atrás. Llega el momento de salir a escena y…gozo, soy libre en una realidad paralela. Es tan divertido. Creo que el que no se divierte en el escenario, el que no se regocija en la experiencia y vivencia, es porque su inseguridad lo vence y es ahí donde se pone en riesgo la buena interpretación. Escucho reacciones de gente que no veo. Percibo una sorpresa, cometarios, risas y sobre todo un silencio lleno y profundo, el silencio de un público atento y conectado con la historia. Que hermoso silencio. Termina la primera función. Levantan el telón. Una reverencia, dos reverencias y como el público sigue aplaudiendo, tres reverencias. La función fue un éxito.
Inmediatamente regresamos a los camerinos para iniciar la jornada una vez más. Dos funciones seguidas. Ha sacar energía del viento porque hay que continuar. Inmediatamente recibo llamadas de felicitaciones y con voces sorprendidas me dicen “no imaginaba ver algo así”. Es en ese entonces donde dejo al viento tranquilo, ya no necesito su energía porque esas llamadas me dieron más que suficiente.
La segunda función. Una vez más, teatro lleno (y con la pena de enterarnos que hubo gente que no pudo entrar a la función por no haber más espacio). Una vez más inicia la obra, solo que ahora con público distinto, diverso, joven y adulto. De pronto risas. ¿Risas? ¿Esto acaso no es una tragedia? ¿Estaremos haciendo algo mal? Conforme la obra continuaba las risas fueron compañía casi constante, y sobre todo en la participación de los “Griegos” a los cuales nosotros hemos propuesto como contemporáneos en un contexto de “Troyanas” clásicas. Entonces entendí que las risas eran correctas. Estábamos cumpliendo nuestro objetivo de aligerar tanto drama y tragedia para que el público lo digiriera mejor.
Terminó la función. Primera reverencia, segunda reverencia…tercera reverencia. Se cerró por última vez el telón y como por arte de magia, lágrimas. Pude ver que apenas el telón toco el suelo, Luciana Flores (parte del elenco) llora. Un llanto de emoción que su cuerpo no aguantó. Alegría y nostalgia. El abrazo de una de sus compañeras dio el toque de unión como para terminar la receta. La magia del teatro.
A salir a saludar a nuestro público. Abrazos, felicitaciones y sobretodo alegría sincera en el rostro de todos de ver tus logros.
Estoy enamorado del teatro.