Métodos de trabajo en conjunto, Relación y Comunicación
Hace unos días encuesté por medio del Facebook: ¿Qué tema les gustaría leer en la próxima entrada de mi Blog? Por supuesto el primero en responder fue mi cuñado (Rodolfo Ponce), que está pendiente de todo lo que escribo en el Facebook para hacer algún tipo de chiste o sarcasmo que me ponga en problemas al responder. Así que obvié su sugerencia. Luego mi amiga y colega Malu Gil, propuso un tema que me pareció interesante y de posible interés común entre los lectores: “Me gustaría leer un articulo sobre las estrategias de comunicación entre el director y sus actores... muchas gracias”.
Debo confesar que el tema me resulta un reto. En el poco tiempo de carrera actoral que tengo he sido dirigido por cuatro directores distintos en lo que a teatro concierne. También he asistido en dirección en dos obras de teatro. Aún así, creo que se requiere de más experiencias como para abordar el tema con mayor exactitud. Sin embargo, este Blog no fue creado para dar opiniones nutridas de alguien con una basta experiencia, sino para que alguien se identifique con experiencias como las mías. Es decir, de alguien que humildemente comienza esta aventura de la actuación. En todo caso, daré todo de mí para darles mi más nutrida opinión basada en experiencias e investigaciones.
Creo que primero deberíamos dejar en claro las funciones tanto del director como del actor. El director se encarga de plasmar en un escenario, la obra escrita por un dramaturgo, respetando el mensaje y la idea base que el dramaturgo establece. Combinando, por supuesto, su creatividad y visión de la forma en que esta obra debe ser plasmada y expuesta a un público. El actor, es un intérprete constante de los textos del dramaturgo. Su labor es comprender y crear minuciosamente, dándoles vida a los personajes (que hasta ese entonces son tan solo palabras en una hoja de papel).
Hace unos días encuesté por medio del Facebook: ¿Qué tema les gustaría leer en la próxima entrada de mi Blog? Por supuesto el primero en responder fue mi cuñado (Rodolfo Ponce), que está pendiente de todo lo que escribo en el Facebook para hacer algún tipo de chiste o sarcasmo que me ponga en problemas al responder. Así que obvié su sugerencia. Luego mi amiga y colega Malu Gil, propuso un tema que me pareció interesante y de posible interés común entre los lectores: “Me gustaría leer un articulo sobre las estrategias de comunicación entre el director y sus actores... muchas gracias”.

Creo que primero deberíamos dejar en claro las funciones tanto del director como del actor. El director se encarga de plasmar en un escenario, la obra escrita por un dramaturgo, respetando el mensaje y la idea base que el dramaturgo establece. Combinando, por supuesto, su creatividad y visión de la forma en que esta obra debe ser plasmada y expuesta a un público. El actor, es un intérprete constante de los textos del dramaturgo. Su labor es comprender y crear minuciosamente, dándoles vida a los personajes (que hasta ese entonces son tan solo palabras en una hoja de papel).

Entonces ¿Podemos decir que la relación entre un director y un actor se asemeja a la de un padre y un hijo? ¿O quizá es un tema más cercano a una “complicidad” a favor de una puesta?


“Puedo decir que la relación actor director no es siempre igual, y depende del
acuerdo o la pulseada de poder entre ambos; además, está interferida por el tipo
de obra que se lleva a cabo. Casi siempre hay una especie de disputa de poder
entre ambos, que no siempre se da de manera traumática, pero que está presente.
(…)El director busca establecer un tipo de actuación en referencia a ciertos
conceptos direccionales que hacen a la obra ser ella misma y no otra. En ese
marco, el trabajo del actor debe estar supeditado a ese concepto, así como la
música o la escenografía. Esa es nuestra línea de trabajo. Conmigo no va la idea
del lucimiento del actor; su trabajo para mí es como otro elemento de una
puesta. O sea, un actor actúa bien si sabe mantenerse en la línea conceptual de
un trabajo. Por ello, no tolero a los actores que tienen un solo de registro de
actuación, que no tienen cintura interpretativa suficiente como para abordar
cosas diferentes con su persona e intentan repetir un modelo preestablecido de
personaje”
– Pablo Gigena, director de teatro argentino.
En las experiencias que he tenido yo siendo dirigido o asistiendo en dirección, creo que algunos de los problemas recurrentes son por ejemplo el actor o actriz cerrándose a la idea del director o asumiendo por inseguridad que lo está haciendo mal y que no lo puede hacer mejor, quizá también direcciones demasiado “libres” en las que se toma el concepto de “creación colectiva” dejando así al actor autodirigirse ocasionando que estructuralmente, la obra pueda ser un caos. Obviamente, todos estos problemas tienen (y tuvieron) solución inmediata durante el proceso, por lo que la obra resultó buena.
Para concluir este artículo que da para mucho más que hablar (quizá para una segunda parte para que este no se prolongue demasiado), dejo abierta la pregunta que quisiera que Uds. respondan. ¿Padre/Hijo? ¿Cómplices? O como diría el título del artículo en “La Gaceta”, ¿Disputa por el poder?
En las experiencias que he tenido yo siendo dirigido o asistiendo en dirección, creo que algunos de los problemas recurrentes son por ejemplo el actor o actriz cerrándose a la idea del director o asumiendo por inseguridad que lo está haciendo mal y que no lo puede hacer mejor, quizá también direcciones demasiado “libres” en las que se toma el concepto de “creación colectiva” dejando así al actor autodirigirse ocasionando que estructuralmente, la obra pueda ser un caos. Obviamente, todos estos problemas tienen (y tuvieron) solución inmediata durante el proceso, por lo que la obra resultó buena.
Para concluir este artículo que da para mucho más que hablar (quizá para una segunda parte para que este no se prolongue demasiado), dejo abierta la pregunta que quisiera que Uds. respondan. ¿Padre/Hijo? ¿Cómplices? O como diría el título del artículo en “La Gaceta”, ¿Disputa por el poder?